El tarot como espejo

Me atreví a escribir este blog porque aunque parece una obviedad, no lo es y pues nunca está demás mirar más profundo.

Y hablando de mirar; con varias personas que he tenido la oportunidad de cruzar palabras sobre el tarot (no en sesión) analizando su gran propiedad y mi conclusión siempre es, el tarot es un espejo. Un espejo que muestra un reflejo que a veces queremos, otras veces juzgamos o simplemente analizamos y cómo me encanta hacer analogías, esta no es la excepción.

Imagínate un espejo, el espejo de tu casa, el que está en el baño o en la sala; el mismo espejo te va a servir para varias cosas: decorar, crear espacios más amplios, como amuleto protector repelente de malas energías y claro está para mirarte; ahora bien, hay momentos donde independientemente el uso que le des a ese espejo puedes usarlo con varias intensidades por ejemplo: para mirar a través de él un espacio de la casa, para maquillarte, peinarte o también para sacarte una espinilla, unas veces más superficial y otras veces más detallado. El punto de todo esto es que pasa lo mismo con el tarot; siempre lo usas para decorar tu espacio/altar, como fuente de inspiración y obvio para saber que energía tienes disponible. Pero más allá de eso, lo importante es la intención que le vamos a dar; una veces para revisar que todo ande en orden, otras para confirmar y otras para ir bien adentro y sacar eso que nos molesta, que no nos hace bien.

Ahora bien, si ese espejo no se limpia la imagen siempre va a estar tergiversada, lo mismo sucede con la energía, si tu energía y la del mazo claro está, no se limpian con regularidad, la información que vas a recibir será desequilibrada.

Y entonces, no se trata del porqué consultas (obviamente es un punto determinante para tomar la sesión) sino también ¿cuál es tu intensión? ¿Solo vengo a algo rápido o superficial? O ¿voy a usarlo para bien más adentro y mejorarme?

Entiendes ¿porque un espejo?

Si has vivido experiencias incómodas con otres tarotistas, date la oportunidad de volverte a mirar en otro espejo, tal vez no la intención correcta, o el ambiente ideal; aunque cabe aclarar que nunca es la herramienta, sino cómo se usa.